sábado, 19 de junio de 2010

Placa conmemorativa Club Ocaña

Traje del General Francisco de Paula Santander

Desfile de los Genitores

TEMAS DEL BICENTENARIO



LA PUNTA DEL LLANO Y EL MARTINETE




Por Luís Eduardo Páez García

Academia de Historia de Ocaña



Históricamente, uno de los sectores más tradicionales de la ciudad de Ocaña lo constituye la antigua entrada al barrio de San Agustín, denominada la Punta del Llano, que hace referencia también a lo que se llamó la “bajada del Martinete” en épocas pasadas.


La Ocaña de la Colonia, comprendía solamente el área fundacional localizada sobre el eje San Francisco-San Agustín, entre la Calle Real (calle 11) y la Calle de la Amargura (calle 10). A partir de la iglesia de San Agustín, construida en 1596, se extendían los límites de la ciudad hacia el norte, culminando el área urbana, justamente, en la Punta del Llano. Es decir, que a partir del lugar donde hoy se levanta una edificación, en cuya cercanía de colocó una placa conmemorativa de las entrada de Bolívar a Ocaña, se extendía un terreno irregular con la cuesta que denominamos Martinete. Exactamente en el lugar de la vieja edificación que hace esquina con las calles 11 y 12, el pueblo ocañero y sus autoridades solían recibir a ilustres visitantes que llegaban a Ocaña por el viejo camino de la Camarona que unía a Puerto Real (o Puerto Nacional) con la ciudad, pasando por Aguachica, Totumal Río de Oro y Venadillo.



Sobre este particular, citamos tres ejemplos bien ilustrativos recogidos por el historiador Justiniano J. Páez en sus Noticias Históricas de la ciudad y provincia de Ocaña:



“Al atardecer de uno de los primeros días de febrero (enero, según el documento descubierto por Jorge Pacheco Quintero en 1939) de 1813, a semejanza de aquella tarde del año de 1626 en que la ´multitud abigarrada y parlanchina amontonábase en la Punta del Llano con el decidido ánimo de presenciar la entrada del primer obispo que veía a visitar la ciudad´, aparecía en el mismo sitio una inmensa y alegre muchedumbre, de todas clases, condiciones y edades, después de haberse oído los disparos que eran la señal de la aproximación de las fuerzas patriotas, disputándose la vista del vencedor del Magdalena. Los primeros jinetes que penetran en la empinada entrada de la plazuela hacen despejar el paso. Son los oficiales venezolanos que, por insinuación del cura párroco, doctor Alejo María Buceta, y del alcalde ordinario, hacen alto y comunican a su jefe los deseos de la población”. El historiador continua narrando aquella primera entrada de Simón Bolívar a Ocaña, dando cuenta de que un grupo de señoritas de la localidad, entre quienes se contaba doña Nicolasa Ibáñez y Bárbara Vicente Lemus, coronan al futuro Libertador, previas palabras de la joven Lemus. Luego, las fuerzas de Bolívar siguen hacia el centro de la ciudad donde tuvieron lugar los agasajos protocolarios hechos por los patriotas ocañeros.



En agosto de 1892, el Obispo Rafael Celedón hace su primera visita pastoral a la provincia de Ocaña. Al igual que lo habían hecho otros personajes, El doctor Celedón ingresa a Ocaña por el Alto de la Camarona y es recibido por el pueblo católico, según nos dice J.J. Páez: “En el punto nombrado Martinete, barrio de San Agustín, se encontraba un elegantísimo altar preparado para que se revistiera el prelado; y allí, engalanado con sus vestiduras pontificales, fue recibido, en la tarde del día 14 de agosto último, por el señor vicario de esta ciudad y conducido bajo palio bordado de oro que llevaban los miembros del concejo municipal y las principales autoridades de la provincia…”



Desde el siglo XVII, según J. Páez, se registra el sitio de la Punta del Llano como lugar de recepción para las altas personalidades que visitaban la ciudad: El Obispo Leonel de Cervantes y Carvajal, en 1626 (1625 según Monseñor Manuel B. Pacheco); Simón Bolívar, en enero de 1813 y Monseñor Rafael Celedón el 14 de agosto de 1892.



Estas breves consideraciones históricas, otorgan al sector de San Agustín, La Punta del Llano y el Martinete, una importancia destacada dentro de la estructura urbana de la ciudad y ameritan acciones tendientes a su preservación y reconocimiento de las comunidad como parte de su patrimonio cultural.


BIBLIOGRAFÍA

PACHECO, Manuel Benjamín. Historia Eclesiástica de Ocaña. Biblioteca de Autores Ocañeros. Vol. 5. 1970

PÁEZ, Justiniano J. Noticias históricas de la ciudad y provincia de Ocaña. B.A.O. Vol. 9. 1972

sábado, 12 de junio de 2010

Insurrecion de los Comuneros

Insurrección de los comuneros

La insurrección de los comuneros o revolución de los comuneros fue un levantamiento armado gestado en el Virreinato de la Nueva Granada en los años 1780.
Antecedentes
Dentro del programa de reformas borbónicas llevadas a cabo en América, el gobierno español había procurado mejorar el sistema de recolección de impuestos. Desde 1736 se había implantado en el virreinato de la Nueva Granada el monopolio del aguardiente de caña; luego a mediados del siglo XVIII, se estableció el monopolio de la venta del tabaco. Dichos monopolios fueron reforzados entre 1776 y 1780, para atender las necesidades de la guerra con Inglaterra. La consecuencia fue el aumento del precio del tabaco y del aguardiente para el consumidor. La alcabala también se duplicó. Estas medidas contribuyeron al aumento de rentas y el Virreinato se volvió un poco menos dependiente en materia militar de sus pares más ricos de Perú y México.

El Visitador Regente

Para garantizar los cobros se creó la figura del Visitador Regente, que en principio debía ser un jefe administrativo del virrey, pero que en la práctica iba más allá. Los primeros nominados eran funcionarios muy de la confianza de la Corona (especialmente de sus ministros) pero a la vez inexpertos y muy arrogantes. La regencia de la Nueva Granada se entregó a Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres. La actitud en búsqueda de ingresos fiscales emprendida por este regente provocó en 1781 la rebelión de los Comuneros. Gutiérrez resucitó el antiguo impuesto de la Armada de Barlovento o impuesto a las ventas que afectaba severamente a las gentes de la región de Guanentá en el actual departamento de Santander, porque el algodón crudo y los hilados de algodón figuraban entre los productos afectados y la región fabricaba textiles con este material.

La insurrección de 1781

Aunque ya en 1752 y 1764-67 habían estallado motines contra el monopolio del aguardiente, fueron las medidas tomadas a fines de la década de 1770, que provocaron que el nuevo levantamiento tomara una magnitud sin precedentes.
En los últimos meses de 1780 hubo motines contra los guardas de la renta del tabaco en Simacota, Mogotes y Charalá, pero la cabeza del movimiento fue la ciudad de Socorro, en donde el 16 de marzo de 1781, Manuela Beltrán rompió el edicto referente a las nuevas contribuciones, a los gritos de “viva el Rey y muera el mal gobierno. No queremos pagar la armada de Barlovento”.
En sus comienzos los protagonistas visibles eran los pobres, tanto mujeres como hombres. Las revueltas comenzaron luego a ser dirigidas por personas un poco mejor ubicadas (comerciantes, carniceros, pequeños agricultores) y la rebelión tomó forma. La presión logró que algunos hombres de prestigio se comprometieran en ella. También se incorporaron indígenas, liderados por Ambrosio Pisco, un cacique rico. Ellos agregaron al pliego de demandas la devolución de tierras tomadas a las comunidades amerindias.
Como general de los insurrectos fue elegido Juan Francisco de Berbeo, en asocio de Salvador Plata, Antonio Monsalve, y Francisco Rosillo, quienes constituyeron la junta llamada “El Común” de les vino el nombre de “Comuneros”. Se reunieron el Socorro cerca de 6.000 hombres que marcharon en dirección a Santafé (hoy Bogotá).
En el camino se agregaron voluntarios de otras poblaciones hasta completar un cuerpo de 20.000 hombres y, en el Puente Real (hoy Puente Nacional), cerca a Vélez se encontraron con la pequeña tropa enviada desde Santafé a órdenes de José Osorio y del capitán Joaquín de la Barrera, quienes no pudieron interrumpir el avance de los comuneros y, mientras el regente Gutiérrez de Piñeres salía en precipitada marcha hacia Cartagena de Indias, el gobierno acordó impedir la llegada y designó al oidor Vasco y Vargas y al alcalde don Eustaquio Galavís. El arzobispo (y después virrey) Antonio Caballero y Góngora ayudó con su presencia a las negociaciones.
Las capitulaciones de Zipaquirá
La comisión de negociadores parlamentó con los jefes de los sublevados en El Mortiño (cerca a Zipaquirá, Cundinamarca), quienes presentaron un pliego de 35 demandas. La comisión decidió acceder a todas las demandas y se firmaron unas capitulaciones que fue aprobada por la Audiencia. En ella se rebajaban unos impuestos, se suprimían otros, se atenuaba su recaudo y se convenía en dar preferencia a los americanos sobre los españoles para algunos cargos en que éstos eran mal vistos. También se acordó perdonar toda falta a los comuneros.
La negociación finalizó con un juramento ante los Evangelios y una misa solemne presidida por el Arzobispo, quien procedió a convencer a los insurrectos de marchar a sus hogares.

Incumplimiento de las capitulaciones

El virrey Manuel Antonio Flórez, quien se encontraba en Cartagena de Indias, desconoció las capitulaciones, bajo el argumento de que habían sido firmadas bajo amenaza y envió el regimiento fijo desde esa ciudad para implantar la autoridad en Santafé. Todo volvió a su antiguo estado. Un grupo de comuneros, al mando de José Antonio Galán decidió levantarse de nuevo. En represalia él y sus compañeros Isidro Molina, Lorenzo Alcantuz, y Manuel Ortiz, recibieron castigos ejemplares.
Galán fue ahorcado en enero de 1782 junto con los otros tres jefes comuneros y sus cabezas, manos y pies fueron expuestas en estacas en las plazas públicas de la capital virreinal y en los pueblos más activos de la rebelión. Sus descendientes fueron declarados infames, todos sus bienes confiscados y sus hogares destruidos y regados con sal. El cacique Ambrosio Pisco fue encarcelado en Cartagena y pese a que luego fue indultado, nunca pudo volver al interior del país. Otros dirigentes fueron sentenciados a sufrir 200 latigazos, vergüenza pública y prisión en África. Muchos campesinos sin tierra fueron enviados a Panamá, donde debieron perecer por cuenta de las inclemencias del malsano clima tropical. Las pocas penas impuestas a los participantes más ricos fueron mucho menos horrendas; algunos simplemente fueron encarcelados en Cartagena y después fueron indultados. Mucha gente se dispersó a las zonas periféricas por temor a las represalias.
Levantamientos en otros lugares
En junio de 1781 fue muerto por un levantamiento en Pasto motivado por la imposición del "Estanco", don José Ignacio Paredo, teniente gobernador de Popayán. Igualmente se sublevaron Neiva, Guarne, Tumaco, Casanare y Mérida como reflejo del moviento en Socorro.
La revuelta también se extendió a la región de Antioquia con los comuneros de Guarne , con los de Sopetrán y Sacaojal, quienes pedían también el libre cultivo del tabaco. Los de Guarne solicitaban, igualmente, que se reconociera el derecho de mazamorreo (lavar en las arenas de los ríos el oro), como también que en el valle de San Nicolás de Ríonegro no gobernaran los forasteros en el ramo de justicia.

Consecuencias del movimiento

Fuera del aspecto económico, que tuvo como fin la lucha contra los impuestos, la revuelta (y no revolución ya que no buscaban cambiar a España como su gobernador) comunera abarcó aspectos sociales y políticos, ya que una de las estipulaciones contenidas en la capitulación hecha en Mortiño era la preferencia de los americanos para la provisión de ciertos empleos, lo que implicaba ya una cierta alteración importante en el régimen colonial. Por otra parte, también se aspiró a rehabilitar la raza indígena y Galán proclamó la libertad de los esclavos en las minas de Malpaso, cerca de Mariquita (Tolima). Este fue uno de los cargos por los cuales se condenó a muerte a los sublevados.
Pese a sus reivindicaciones coyunturales y a su declaración en pro de la autoridad real, el movimiento comunero ha sido visto por varios autores como un anticipo de la Independencia, en la medida que fue una expresión de furia popular contra los funcionarios españoles y una aspiración de tener gobiernos con participación criolla. Aunque estas manifestaciones distan aún de lo que será el proceso de Independencia, es visto como un paso dado hacia un sentimiento nacionalista.
Se resalta finalmente, que la insurrección comunera, con sus reivindicaciones de igualdad social, política y económica se da antes que la Revolución francesa. Las proclamas comuneras no estaban lejos de Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que luego fueron emitidas en esta.

Bibliografía
• AGUILERA Peña, Mario. "Los comuneros: guerra social y lucha anticolonial". Bogotá, 1985.
• CARDENAS Acosta, Pablo. "El movimiento comunal de 1781 en el Nuevo Reino de Granada". Bogotá, 1960.
• PALACIOS, Marco y SAfford, Frank. "Colombia: País fragmentado, sociedad dividida. Su historia". Bogotá, Grupo Editorial Norma, 2002.
• PHELAN, John Leddy. "El pueblo y el rey: La revolución comunera en Colombia, 1781". Bogotá, C. Valencia, 1980.
Vanesse A. Lokerita C. Nubely ""Por Que Soy Loca" 1871 Comuneros.History

viernes, 11 de junio de 2010

Época de la independencia de Colombia




Época de la independencia de Colombia


El movimiento se enmarca en los movimientos de independencia latinoamericanos, que a la luz de la instauración de José Bonaparte como rey de España declaran su independencia de la metrópoli. Comienza con una serie de hechos liderados por Antonio Nariño y Camilo Torres Tenorio. Más tarde, liderada por Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, esta lucha por la independencia se desarrolla en una serie de batallas a partir de 1810 hasta que en 1819 finalmente tuvo éxito. El territorio ocupado por el virreinato de Nueva Granada se convirtió en una República Federal, luego conocida como la Gran Colombia en honor al navegante Cristóbal Colón, tras la batalla de Boyacá (7 de agosto de 1819) y el Congreso de Angostura ese mismo año. El primero de sus presidentes fue Simón Bolívar.




La crisis institucional en España y otros antecedentes


El principal detonante de la crisis colonial en hispanoamérica fue la crisis institucional surgida en la metrópoli cuando Napoleón Bonaparte logró la abdicación de Carlos IV en favor de Fernando VII y de este último en favor de los Bonaparte, quedando José Bonaparte como el nuevo rey de España y sus colonias.

Previamente, el rey de España|Carlos III apoyó a las colonias inglesas en su guerra de independencia, comprometiendo el fisco y promoviendo la imposición de nuevos tributos destinados a subvencionar la defensa de los intereses españoles en el Caribe. Estos hechos provocaron en los años 1780 un rompimiento de la pax hispanica que había regido a las colonias españolas desde su creación. La Insurrección de los comuneros en la Nueva Granada y la sublevación de Túpac Amaru en el Perú evidencian esta nueva realidad.

Lo anterior sumado a la persecución que sufrieron personajes como Antonio Nariño, quien había traducido y publicado la declaración de derechos humanos para distribuirla en Santa Fe y el poco caso hecho a Camilo Torres Tenorio quien había publicado una serie de cartas agrupadas como el Memorial de Agravios, aumentaron el descontento de los criollos en materia política.

Memorial de Agravios - de 1809


Aunque el "Memorial de Agravios" no tuvo efectos políticos de importancia en su época y sólo lo conocieron contadas personas, su texto sirve, mejor que cualquier otro documento, para precisar la profundidad de los cambios que estaban operándose en el clima político de América y la altiva resolución que tenían los criollos (algunos Realistas y otros Independistas) de intervenir en el gobierno de los Dominios [del rey Fernando VII de España], reclamando al rey igualdad de representación para las provincias de América al mismo nivel de las de España, alegando sus títulos de descendientes de los conquistadores y de herederos legítimos de la hegemonía que ellos establecieron sobre las poblaciones aborígenes de América, a las que miraban con mayor menosprecio que sus mismos antepasados.

En 1809, antes de que sucedieran los hechos de El Florero de Llorente, el Cabildo de Santafé creyó conveniente dirigir una "Representación" a la Suprema Junta Central de España (localizada en Sevilla) y para redactarla se comisionó a uno de los capitulares, a don Camilo Torres Tenorio, quien elaboró el famoso documento conocido en nuestra historia con el nombre de "Memorial de Agravios". Por razones que se ignoran, el Cabildo no acogió dicho escrito cuando se le presentó. José María Cárdenas, descendiente de Camilo Torres, comentó que «el Cabildo se intimidó cuando le fue presentado el proyecto de la Representación y resolvió archivarla. Luego que se efectuó la transformación política (del 20 de Julio), se pensó más de una vez en imprimirla y dificultades del momento lo impidieron siempre; de lo cual resultó que se conservara inédita en todos los seis años de la primera época», hasta que se publicó en 1832.

Las primeras juntas autonomistas

El 10 de agosto de 1809 un grupo de criollos, liderados por Juan Pío Montúfar, declaran una Junta de Gobierno propia en Quito, juran lealtad a Fernando VII y desconocen a las autoridades nombradas desde España. Este se conoce como el primer grito de independencia de las colonias españolas en América.

El siguiente episodio ocurrió en Caracas, el 19 de abril de 1810. La primera insurrección ocurrida en el actual territorio de Colombia ocurrió en Valledupar en abril de 1810. La Junta de Gobierno de Cádiz ordenan el retiro de Amar y Borbón... noticia que portaba el Comisionado Regio el quiteño Antonio Villavicencio.

El 22 de mayo en Cartagena de Indias, un movimiento revolucionario crea una Junta de Gobierno. Los sucesos continuaron en julio de 1810. El 3 de julio Santiago de Cali formó sus juntas, luego vendrían Socorro y Pamplona. Finalmente, el 20 los sucesos ocurrirían en la misma sede del virreinato: Santa Fe se subleva.

Constitución de Socorro - 1809


Aunque, desde 1809 a 1830 no hubo en el país una constitución unificada definida. Los centros de actividad política se centraban en los principales centros urbanos. Durante ese período surgieron ocho constituciones de las cuales la Constitución del Estado Libre del Socorro (Capital de la provincia de Santander, donde se había iniciado años antes la Insurrección de los comuneros) expedida en 1810 se puede considerar como la primera. Fue federalista, democrática, liberal y católica a la vez.

El 20 de julio en Santa Fe


Los sucesos de Santa Fe del 20 de julio de 1810 tienen la importancia de haber ocurrido en el centro del poder colonial del Virreinato de la Nueva Granada. Con la deposición y el arresto del Virrey, el Virreinato dejaba de existir de facto. El plan era aprovechar la llegada del Comisionado Regio Antonio Villavicencio a Santa Fe, para hacer relucir las diferencias entre los chapetones y los criollos y formar una reyerta en medio del día de mercado. En medio de la reyerta se arengó al pueblo a exigir cabildo abierto, el cual fue utilizado para deponer a la Real Audiencia y crear una nueva Junta de Gobierno. Las milicias en Santa Fe estaban comandadas por Antonio Baraya.

La independencia de Cartagena


La primera Junta en declarar la independencia absoluta de España en el antiguo territorio del Virreinato fue Caracas, el 5 de julio de 1811. En el actual territorio de Colombia Cartagena de Indias lideró igualmente el camino. Los hechos ocurridos en Cartagena precipitaron la declaración de independencia absoluta en las demás ciudades del Nuevo Reino.

Patria Boba

Luego de los diversos gritos de independencia, en el periodo comprendido entre 1810 a 1816 hubo grandes conflictos internos que surgieron por opiniones encontradas acerca de la forma de organizar el nuevo gobierno las constantes peleas entre los federalistas y centralistas, y estos a su vez contra realistas dio origen a este periodo inestable. Durante cinco años, en el antiguo Nuevo Reino de Granada cada provincia proclama sus autoridades, cada aldea tiene su Junta independiente y soberana, la palabra federalismo se convierte en la soberbia doctrina de la impotencia.


La junta del 20 de Agosto de 1810, creada ante los hechos del Florero de Llorente, nombró a José Miguel Pey de Andrade como jefe de la Junta, lo cual lo convierte en el primer jefe de estado.

En Marzo de 1811 se conformó lo que podría llamarse la primera Asamblea Nacional Constituyente y Congreso a la vez en Santa Fe de Bogotá, bajo el nombre "Colegio Electoral Constituyente del Estado de Cundinamarca" que con gran esfuerzo, por discordias entre centralistas y federalistas, promulgó el 4 de Abril de 1811 la primera constitución que podría tener alcance nacional: la Constitución del estado de Cundinamarca la cual estaba basada en la de Estados Unidos de Norteamérica. Esta asamblea-congreso nombra al segundo jefe de estado, el señor Jorge Tadeo Lozano por un período de tres años; sin embargo, por presiones y desacuerdos, la asamblea-congreso lo hace demitir el 19 de Septiembre de 1811 y nombra a cambio a Antonio Nariño.

Provincias Unidas - 1811

A finales de 1810 y en forma paralela a los esfuerzos de Cundinamarca, surgieron otras constituciones en distintos centros urbanos como Cartagena, Tunja, Antioquia, Mariquita y Neiva. Algunas de estas, Cartagena, Tunja, Antioquia, Casanare, Pamplona y Popayán, enviaron representantes al Congreso de las Provincias Unidas que se reunieron inicialmente en Santa Fe y luego mantuvieron su centro en Tunja y Villa de Leyva. Este grupo fue el primero en avanzar democráticamente.

El segundo domingo de Octubre de 1811 realizaron las primeras elecciones en Tunja. Había electores representantes por cada 2000 habitantes; y en caso, que el municipio no tuviese esta cantidad de población, de todas maneras elegía uno. Podían votar todas las personas mayores de 15 años que tuviesen un oficio modesto y tener 20 años o más. El 27 de Noviembre quedó oficialmente establecida la primera pequeña república: Provincias Unidas de la Nueva Granada.

El 23 de Diciembre eligieron su primer presidente temporal, Don Pedro Groot, y el siguiente día a Antonio Nariño como presidente interino. En la reunión del 4 de Octubre de 1812, la Provincias Unidas eligen a Camilo Torres y Tenorio presidente, cargo que ejerció hasta el 5 de Octubre de 1814, y se declararon federalistas (en favor de una unión de estados soberanos) en oposición a los deseos de Antonio Nariño, Simón Bolívar y las ideas centralistas que estaban ganando terreno con alguna dificultad en Santa Fe de Bogotá. Este desacuerdo los llevó a un enfrentamiento armado a finales de 1812, y luego otro, ya sin la presencia de Nariño, en 1814.

Los federalistas (Santanderistas, que veían el centralismo una restricción a la libertad) evolucionarían más tarde en Liberales, y los centralistas (Bolivarianos y Nariñistas, que querían ver la nación bien unificada y controlada) evolucionarían en Conservadores.

Una vez Fernando VII se recuperó del ataque de las fuerzas Napoleónicas, las fuerzas realistas lideradas por Pablo Morillo vencen a las fuerzan independentistas y ejecutan en Agosto, Septiembre y Octubre de 1816 a la mayoría de los líderes constitucionales, incluyendo a Camilo Torres, y restablece la Real Audiencia de Santa Fe en Marzo de 1817. Antonio Nariño continuó preso en España.

Reconquista


Disueltas las juntas fernandistas, Fernando ordena la reconquista de la Nueva Granada y Venezuela, acción que quedará a cargo de Pablo Morillo, y el restablecimiento del Virreinato en cabeza de Juan de Sámano. De esta manera, Pablo Morillo recibe las tropas desde los puertos de Sevilla y Barcelona en España y de ahí llegó al puerto de Cartagena, Bolívar de donde se aventuraron las tropas para los bloqueos de los puertos de La Dorada, Caldas y Puerto Salgar, Cundinamarca llegando a Santafé de Bogotá y tomando la capital con los tropas del ejército español en plaza pública en la Plaza Mayor (Actualmente Plaza de Bolívar).

Independencia definitiva

Si bien durante el régimen del terror, varios grupos republicanos se mantuvieron activos, ejerciendo un poder efectivo en los Llanos, principalmente en la guayana venezolana y en el Casanare, no sería sino hasta 1819 cuando se emprende el proceso final de expulsión del dominio español.

En 1819 un ejército republicano comandado por Simón Bolívar cruza las montañas que separan Casanare de Tunja y Santa Fe y tras las batallas de Pore, Pantano de Vargas y Puente de Boyacá tiene vía libre para tomar el control de Santa Fe, ciudad a la que llega el 10 de agosto de 1819.

Papeles que desempeñaron las clases sociales:

Criollos--> participaron en el movimiento y recibieron beneficios políticos.

Mestizos--> participaron pero no recibieron beneficios.

Indígenas--> participaron pero no recibieron beneficios.

Esclavos--> Participaron pero no recibieron beneficios.

Campaña Libertadora
La campaña libertadora de Colombia fue parte de los enfrentamientos en que el ejército liderado por Simón Bolívar logró la independencia de las colonias españolas en América. Entre 1815 y 1816, las tropas realistas habían recuperado el control de la mayor parte del virreinato de Nueva Granada, poniendo fin a la etapa conocida como la Patria Boba. Tras reorganizarse en la región del Los Llanos, Bolívar optó por tomar por sorpresa al ejército español cruzando la cordillera de los Andes por una ruta difícil y desusada, el páramo de Pisba; logró así contar con una ventaja estratégica que le garantizó la victoria en las cruciales batallas de Pantano de Vargas y Boyacá, y tomar finalmente Bogotá.